domingo, 21 de junio de 2015

Capitulo 5

Iluné no comprendía que había sucedido, estaba yendo a entregar un mensaje al gobernador, uno de suma importancia según le había dicho el que muchos llamaban el supervisor. Le había dicho que era urgente, y lo envió. Le había parecido muy extraño ya que en general este no llamaba a los mensajeros uno por uno, y se limitaba a dejar que sus órdenes se entregaran por una pantalla de dimensiones gigantes que estaba subdividida en las columnas: Mensajero; Dirección; Donde recoger el mensaje; Donde llevarlo. Hoy sin embargo el mensaje que le correspondía a él, decía “SUPERVISOR, URGENTE”. Él no tuvo intención de hacer esperar a nadie y corrió hasta la oficina. Ya ahí, el supervisor le dio un mensaje escrito, él no solía realizar este tipo de cuestiones sino que le decían el mensaje y él lo repetía pero supuso que no hacía falta preguntar por lo que estaba dentro de ese pergamino. Lo que decía claramente era un problema, suficientemente serio para que quizás el gobernador deseara priorizar su furia antes que la vida de un innecesario P-Mensajero y lo matara con sus propias manos. Eso era él hoy, el chivo expiatorio por los problemas de Marcken. Trató de quitar esa idea de su cabeza, y comenzó a volar entre las calles. Ya había entrado en la Loma, y de repente, lo chocaron, escuchó un pitido, pensó su muerte y simplemente cayó al suelo.
Se levantó y miró a su alrededor, una mujer de aproximadamente su misma edad, el rictus facial contraído y el alejador a su costado. Cómo era posible que no fuera él el que estaba tirado contra el asfalto negro, contrastando tristemente aquella imagen. Se dio cuenta que cuando lo contara no le creerían su suerte. Estuvo a instantes de huir por la línea antes que ella despertara y esta vez el equipo funcionara, comprimió sus piernas para hacer el salto pero algo lo invadió. ¿Qué era? ¿Pena por una mujer que había tratado de matarlo? ¿Caballerosidad instantánea?. No estuvo muy seguro pero se acercó a ella.
Comenzó por lo lógico que fue desconectar el alejador inmediatamente y dejarla en un lugar bien a la sombra del sol para que el calor no la calcinara con el asfalto, le curó las heridas con unos primeros auxilios un tanto toscos y finalmente la dejó acostada. Al chequear que su pierna y brazo izquierdo estaba lastimados seriamente, se los inmovilizó con unas rocas que había en la cercanía y salió instantáneamente recorriendo la línea para ir a buscar a su amigo y así con un vehículo poderla sacar de allí.
No había pasado más de media hora cuando volvieron al lugar. Sinceramente 1 creía que para ese momento ya habría algún medio de rescate o emergencia que hubiese llegado para ayudar a una U-mensajera, como solía pasar. Sin embargo, en ese momento se dio cuenta que algo claramente no estaba funcionando en el sistema normal del DTA de ella, ya que no había funcionado ni el alejador ni la emergencia instantánea. La tomaron de los hombros y la subieron al vehículo de su mejor amigo para llevarla hasta el hogar de Iluné donde esperarían que despertara.
Al comenzar a andar su amigo no pudo aguantar.
-Iluné, estás completamente loco, esta mujer puede destruirte y en este momento destruirme con un solo pensamiento, ¿No te acordás lo que le hicieron al hijo de Piorel? ¿Lo que todos los días nos hacen al no darnos los planos de sus aparatos? Se creen superiores porque tienen tal o cual característica y no son para nada mejores que vos o yo, -Hizo una pequeña pausa- mucho menos que vos. Con la cantidad de cosas que le haces a tu gancho si no sos uno de ellos es porque no querés, porque sos honesto y humilde. Sabes que ese puesto es para las personas con más ego que otra cosa.-
-Tranquilo, es posible que sea tan mala persona como vos decís, lo sé, pero principalmente pensá que si la ayudo o más bien ayudamos, nos puede dar el plano.- Liro lo miró sorprendido- Sí, ya sé, viste que no soy tan altruista.
Liro miró fijo al camino un tiempo, luego remató. -No te hagas el deshonesto, el egoísta, porque te conozco, vas a usar esos planos para arreglar todos los DTA´s de los mensajeros como vos. Te conozco desde que teníamos dos años, no soy tan imbécil.
Iluné lo pensó, es posible que ayudara a las otras personas, pero en realidad aunque su propio amigo no le creyera, dentro suyo lo hacía solo por si mismo (y tal vez también por ella) Sabía que con su dispositivo no sobreviviría más de un mes aunque lo limpiara a diario, y sabía que MeISA no le daría otro por mucho tiempo.
Una vez llegados al lugar donde vivía Iluné todos los que vivían ahí se sorprendieron. Todos compartían un mismo pequeño patio en el medio de no más de 15 metros cuadrados, y alrededor de esa vivienda se extendían muchas puertas que estaban a un metro y poco más de distancia de la siguiente. En el centro había un árbol un tanto muerto, que otrora intentó darle vida a la pequeña vecindad a la que llamaban hogar y que ahora solo servía para focalizar más en la idea que todos los mayores de edad tenían ahí de la vida. La muerte convivía con los pequeños niños que portaban vida, alegría y principalmente esa extraña invencibilidad que llevan en su aura.

Una estridente sirena se oía, apagada por los miles de recovecos y paredes por los cuales el sonido rebotaba, se intensificaba y por momentos disminuía. Iluné tomo de la cabeza a Berena y abrió sus párpados. Observó que sus ojos continuaban inalterables, puso su mano suavemente sobre el abdomen de aquella mujer y noto que la respiración no había cesado por ende todavía había una esperanza y solo le quedaba dejarla descansar.

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