martes, 16 de junio de 2015

Capítulo 7


Al abrir los ojos no vio más que oscuridad, su corazón se le paró por un instante al pensar que se había quedado ciega completamente. Tomó una bocanada de aire lista para gritar y vio una luz a su izquierda, se sintió aliviada y aunque era pequeña y su cuello le dolía, miró y vio su reflejo aunque un tanto cambiado ya que no recordaba su piel tan áspera. Su reflejo se movía asustado de lo que veía, como si no se reconociera, y ¿Se reconocía?. De repente aquel reflejo se vio las manos como invitándola a hacerlo.
Sus manos ya no eran sus manos, eran garras, tenía tres o siete dedos-garras y eran pardas por momentos y excepcionalmente brillantes por otros. Se asustó como quien está perdida en un remolino y sabe que tiene solo un destino, en el centro. Y aunque no sabe muy bien a donde lleva, sabe que no es bueno, sabe que no hay cosas inevitables que sean buenas, sabe que si no la muerte, un gran pesar la invadirá cuando haya pasado por aquella boca, por aquel fin ilógico.
¡Ey!- Le gritó Iluné, viéndola transpirar y gemir sílabas ininteligibles mientras se retorcía en su propia cama. La tomó de los hombros y en ese momento ella pareció calmarse, como quien luego de una gran tormenta y estar cerca de la muerte finalmente sale de esa zona y puede suspirar en paz, se relajó casi hasta un estado comatoso, casi que Iluné creyó que había muerto e hizo la prueba para ver si estaba realmente viva todavía, acercó su cabeza hasta el vientre de Berena y allí se quedó por uno, dos...
Finalmente reconoció la respiración que indicaba que todo estaba bien, quizás demasiado bien. De repente aquel hombre que solo se había preocupado por aquella mujer sintió dos manos que se aferraron a su ropa desde la espalda, y ya que no se lo esperaba lo hicieron volar hasta la cama adyacente. Cuando levantó la vista vio a su atacante/paciente lista en posición de ataque y sonrió.
-Tenés diez segundos para explicarme quién sos, qué es todo esto, donde estoy y cuánto tiempo pasó desde que caí dormida.- Exigió Berena.
-Bien, es un poco complicado- Mientras tanto iba contando con los dedos los segundos, con una sonrisa sarcástica comenzó - Soy Iluné, “Esto” es mi casa, creo que ya respondí la tercera pregunta con eso, y solo pasaron dos horas.- En ese momento su sonrisa se tornó en un rictus serio -Ahora tenés que volver a descansar, todavía no estás tan fuerte como para caminar y menos para pelear-.
-No necesito pelear, tengo mi ale…- Se interrumpió mientras tocaba su costado, pero no por el no tenerlo sino porque en un momento volvió a su cabeza todo, cayó sobre la rígida cama que no cedía centímetros ni siquiera cuando uno se tiraba con todo su peso como ella lo había hecho.
-Eso también- Dijo Iluné tratando de calmarla - No se que fue lo que pasó, pero no te voy a mentir, agradezco que pasó todo eso, porque sino yo estaría acostado ahora, y no precisamente vivo.
-¿Agradeces? ¿A quién agradeces?- dijo como desvaneciéndose

-A alguien, no se a quien, ¿Hace falta saber el remitente para enviar agradecimientos? Si realmente fue alguien que puede decidir si vivo o no, supongo que puede escucharme- Iluné miró para arriba con lágrimas en los ojos- ¡GRACIAS!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario